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El consumo de carne cayó 30% en Mendoza y se venden cortes baratos

Lo que antes la gente compraba para darles a los perros, como ranchos o menudos de pollo, ahora lo compra para consumo familiar. Con el nuevo gobierno desmejoró todo. Antes cerraba los domingos y los feriados, pero como ahora no vendo tengo que abrir todos los días. Nos quitaron hasta los descansos», dice Gustavo Alberto Rojas, 41 años, dueño de una carnicería de Las Heras.

El consumo de carne vacuna se redujo 10 kilos per cápita respecto al año pasado y se ubica a los niveles de 2002, de acuerdo con el Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA).
 La caída del consumo obedece a la inflación, que en el último año fue del 42% para la carne, según el IPCVA.
 Eso se replica en Mendoza. Rubén Pontel, miembro activo de la Cámara de Matarifes mendocina, explicó que «en el último año la media res aumentó 40%, y eso provocó que las ventas cayeran entre 25% y 30%», cifra aún mayor a la nacional, que es del 15% (ver infografía).
 «Está tan cara la carne con relación a otras cosas que eso hace caer las ventas. No es que los clientes no compran porque no quieren, sino porque no pueden. Es incómodo gastar $150 pesos en un kilo de bifes o $170 en un kilo de lomo», agregó Pontel.
 Bajó la calidad
«Además de que bajaron mucho las ventas, el que antes comía carne de primera ahora come de segunda. Y el que sigue comiendo de primera compra medio kilo en vez de uno», dijo el carnicero Gustavo Rojas.
 Claudio Sánchez, empleado de otra carnicería, dijo que «la gente lleva los cortes más económicos, como hueso y molida. El peceto, que hace un año salía $100 el kilo y ahora $130, ya casi no se vende. Además nos juega en contra no tener posnet para cobrar con tarjeta».
 «Compro menos carne que antes y más barata. Compro molida sobre todo, una o dos veces por semana y pollo también», dijo Talía Pogonza, 19 años, vecina de Las Heras.
 Riesgo en los puestos de trabajo
«Mirá lo que es la carnicería, no hay nadie. Está muy parada la actividad. Las ventas están flojas, la gente lleva lo justo y necesario. Para nosotros es muy peligroso porque nos dijeron que si no hay una mejora nos van a echar porque el patrón va a tener que cerrar», agregó Sánchez, de 30 años.
 «El sector está bastante preocupado. Los trabajadores piensan que esto los puede perjudicar. Pero no quiero ser tan derrotista y pensar que van a cerrar los negocios», dijo Pontel, de la Cámara de Matarifes de Mendoza.
 «Lo importante para mí –concluyó Pontel– es que baje un poco la carne para revertir esta situación. Los precios. Deberían ser más accesibles», cerró.
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