Está claro que, según las encuestas, el desempleo, la inflación y los efectos de la pandemia aparecen en la lista de temas que más preocupan a los mendocinos. Sin embargo, hay un tópico que no puede soslayarse ni disimularse.
Tiene que ver con los reclamos cada vez más fuertes por el crecimiento de hechos delictivos en diferentes puntos de la provincia. A nivel político, el de Seguridad es uno de los ministerios más cuestionados y parece no haber respuesta. O, al menos, el Gobierno semeja manejar otros tiempos o no detectar el problema.
Mendoza se está convirtiendo de a poco en escenario de enfrentamientos entre bandas narco. Son grupos que se disputan el manejo de los barrios más conflictivos; de zonas de departamentos que parecen haber sido olvidadas y donde cada vez se siente más la ausencia estatal. Los pedidos vecinales se repiten. Sólo piden presencia policial.
Quieren dejar de tener la sensación de que están desamparados y de que se convirtieron en rehenes. Pasó también el fin de semana en la cancha de Gimnasia y Esgrima, en medio del Parque San Martín. Un grupo de barrabravas actuó con total impunidad, como si el imperio de la ley se hubiese perdido y el lumpenaje, apoderado de las calles mendocinas.
No se trata de pedir mano dura. No tiene que ver con eso. Es exigir presencia estatal y accionar policial inteligente, supervisado y eficiente para recuperar el espacio público. La reacción debe ser inmediata.







