Es un seleccionado que, quizás, no sea el mejor de todos. De hecho es el séptimo en el concierto internacional del hockey sobre césped masculino. Pero desde hace tres temporadas es un equipo que se quiere comer el mundo, no importa el rival ni los pergaminos de quien está enfrente. En repetidas ocasiones, en la Copa del Mundo, en la World League y en esta misma cita de Río 2016,los Leones no dudaron en faltarles el respeto a las potencias. Y anoche cumplieron su primer gran objetivo: clasificarse para los cuartos de final al derrotar a Irlanda por 3-2. De hecho, es el primer conjunto nacional en concretar esta meta inicial entre todos los que desfilan en estos Juegos con los colores celeste y blanco.
Debido a que la Argentina concluyó tercero en el Grupo B, mañana le tocará España, segundo del Grupo A y que alteró la lógica de su zona al vencer a Australia, último campeón mundial. Ahora se vendrá el segundo desafío: meterse en los cuatro primeros por primera vez en la historia olímpica y mejorar las posiciones más destacadas de los hombres, los octavos puestos en Seúl ?88 y Sydney 2000.
El escenario estaba claro: a Irlanda solo le servía la victoria para tener un lugar en los cuartos de final, mientras que la Argentina ya tenía el pasaje asegurado con el empate. Pero no había forma de especular con la igualdad, había que salir a rematar el encuentro desde el arranque y eso buscó el seleccionado. En el primer córner corto, Juan Manuel Saladino aprovechó el bombazo de Gonzalo Peillat y le dio tranquilidad a la Argentina. Sin embargo, en el período inicial hubo otras cuatro jugadas fijas que pasaron de largo.
Se estaba dilapidando una fortuna e Irlanda tentaba una oportunidad, hasta que la encontró a través de John Jermyn en el segundo cuarto. Era el 1-1 y a sufrir nuevamente con un resultado todavía favorable, pero exiguo. Hasta que Acha Peillat tuvo su desahogo con su primer córner convertido en la noche de Deodoro y torció otra vez el marcador.
Pero hubo que sufrir hasta el final del partido: Paul Gleghorne marcó el 2-2 de córner para estirar el suspenso en el último cuarto, y allí apareció una vez más Peillat para solucionar los problemas con otra arrastrada furibunda.
