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MÚSICA Y EVENTOS

Fiesta y delirio gitano con Kusturica & The No Smoking Orchestra en Mendoza

No quedó ni un alma sin mover el cuerpo al ritmo frenético que propuso La Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra en su paso por Mendoza. Más de 4 mil personas se dieron cita este en los jardines del espacio Julio Le Parc para presenciar lo que fue el primero de una serie de conciertos que el reconocido cineasta dará junto a su banda en el país.

La noche cálida sirvió de marco inmejorable para se celebrara el recital pautado dentro del programa «Música del mundo por los caminos del vino» que organiza la Secretaría de Cultura. El ingreso el predio se dio a partir de las 19 y fue la Strudel Klezmer Orkresta, la encargada de ponerse al hombro la previa del show. El grupo mendocino que la viene rompiendo en cada escenario que se presenta con su proyecto de música balcánica estuvo a la altura de las circunstancias y dejó a su paso el ambiente bien predispuesto para lo que se estaba a punto de vivir.

El momento tan esperado para ver al aclamado artista serbio llegó cerca de las 21.30. El recibimiento fue movilizante desde el inicio. Primero, porque el público le dio la bienvenida cantándole el Feliz Cumpleaños (el director de cine y músico nació un 24 de noviembre de 1954), y segundo, porque en un pausado inglés, Kusturica dedicó el concierto a la memoria del líder de la Revolución Cubana, el comandante Fidel Castro, quien falleció este sábado. El gesto despertó espontáneamente el aplauso unánime por parte de los presentes.

Lo que vino después de esta apertura sólo se puede describir como una gran fiesta. Una fiesta gitana y descontrolada provocada por músicos que están hermosamente desquiciados, que no paran de tocar ni un segundo y que sorprenden con locuras impensadas. En esta cofradía de sonidos, el creador de «Gato Negro, Gato Blanco», no sobresale, sino que se muestra como una pieza más de una diversión colectiva que parece no tener freno.

De este modo, mujeres, hombres, niños y personas mayores disfrutaron de una noche realmente inolvidable que se extendió hasta pasada las 23. La torta de cumpleaños con vela encendida y el asado que estaba esperando a los músicos una vez finalizado el concierto a modo de agasajo (ahí en el mismo predio), terminaron de completar las instantáneas de un evento que colmó de felicidad a los que pudieron asistir.

Se extrañaba ver al espacio Julio Le Parc colmado de gente y disfrutando de un show al aire libre con entradas accesibles. Ojalá que vengan muchos más acontecimientos de este tipo y que el lugar vaya recuperando el clima de alegría y encuentro que supo tener en otro tiempo. No tan lejano, por cierto.

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