Luego de cuatro meses llega a su fin el juicio por el crimen del policía Jonathan Funes (25) asesinado de un tiro en el hospital Perrupato.
Durante sus alegatos, los fiscales y la querella pidieron prisión perpetua para los cuatro acusados: Javier Carnevalini (42), José Bustos Silva (49), Jordan ‘Poroto’ Tapia (23) y su hermano, Cristian ‘Pirincho’ Tapia (35), el delincuente internado bajo la custodia de Funes, que fue rescatado a sangre y fuego. Hoy será el turno de escuchar a la defensa.
El crimen ocurrió en la siesta del 14 de febrero de 2015, cuando tres delincuentes rescataron a Cristian Tapia , un preso que había sido operado en el Perrupato por una herida de bala. Los delincuentes bajaron de un Honda Civic y uno de ellos ingresó a la habitación 34, donde estaba Tapia y sin dar tiempo a nada, disparó en el pecho al policía que lo custodiaba.
Mientras Funes se desvanecía, Tapia salió detrás del asesino y abandonaron el hospital por la Guardia, para luego escapar con el resto de la banda.
Los fiscales Mariano Carabajal y Florencia Díaz Peralta aseguraron que Cristian Tapia coordinó el rescate desde su cama y usando celulares y por ello, más allá de señalar a Carnevalini como autor del disparo mortal, calificaron a los cuatro como coautores: «La piedra angular de la coautoría es el plan y la división de tareas y roles para llevarlo a cabo», explicó Carabajal, que acusó a la banda de homicidio criminis causa: «Funes era un estorbo para sacar a Tapia y había que matarlo».
Subrayaron como clave el testimonio del remisero que trasladó a la banda y que declaró como testigo protegido. El remisero dijo que fue contratado por ‘Poroto’ Tapia para ir a ver a su hermano; ese día también subió al auto Carnevalini.
Viajaron desde el barrio Tres Estrellas, en Godoy Cruz, hasta San Martín, donde el remisero los dejó por la Guardia del hospital; poco minutos después volvieron al auto José Bustos, los hermanos Tapia y Carnevalini. El remisero los llevó unas cuadras y los dejó (posiblemente en el barrio San Pedro) donde el grupo subió a otro vehículo.
La fiscal Diaz Peralta señaló que ese testimonio se refuerza con el de otros testigos y especialmente, con una pericia técnica que ubica a cuatro celulares (atribuidos a los imputados) como activos en San Martín al momento del crimen e intercambiando llamadas: «Coordinaron el plan por teléfonos y se repartieron tareas: Carnevalini es el matador, pero no pudo haberlo hecho si Bustos no se quedaba en la Guardia de campana o si Poroto Tapia no controlaba la salida sur», dijo la fiscal.
Carabajal acusó además por falso testimonio, a media docena de testigos aportados por la defensa, que aseguran que Bustos trabajó ese día en un taller mecánico, que Poroto Tapia almorzó en su casa y que Carnevalini jugó un partido de fútbol en La Favorita.
Previo a los alegatos, Cristian Tapia pidió declarar y en un relato confuso contó que el rescate había sido llevado adelante por una persona de la que solo dio un apodo; desligó del asunto a los otros tres acusados y aseguró que él nunca quiso ser rescatado, que no planeo nada y que no quiso que el tema terminara así. Hoy será el turno de los alegatos de la defensa.