La gran admiración que Donald Trump dice sentir por el pueblo mexicano no ha sido obstáculo para que el nuevo presidente estadounidense cumpla su promesa de construir un muro en la frontera. Incluso al firmar el decreto ayer, se mostró convencido de que la decisión mejorará la relación con su vecino del sur.
Al firmar dos acciones ejecutivas, Trump además ordenó suspender fondos federales para las llamadas “ciudades santuario”, crear nuevos centros para detener inmigrantes no autorizados y reactivar un programa federal para agilizar deportaciones.
“El flujo sin precedentes de inmigrantes ilegales de América Central perjudica a México y a Estados Unidos. Las medidas que adoptamos hoy (por ayer) mejorarán la seguridad en nuestros dos países”, dijo el mandatario durante la jura de John Kelly como secretario de seguridad nacional.
“Creo que nuestra relación con México será mejor”, agregó. “Trabajando juntos en comercio, seguridad fronteriza y cooperación económica, realmente creo que podemos mejorar la relación entre nuestros dos países a un nivel no visto antes, ciertamente no en mucho tiempo”.
Además de prometer la construcción del muro, Trump tildó durante su campaña electoral de “criminales” y “violadores” a los inmigrantes mexicanos e insistió en la necesidad de renegociar el tratado comercial que su país suscribió con México y Canadá.
Sin embargo, ayer dijo sentir “gran admiración por el pueblo mexicano” y dijo que esperaba gustoso reunirse el 31 de enero con su homólogo mexicano Enrique Peña Nieto.
Trump no mencionó la presencia del canciller mexicano Luis Videgaray en la capital estadounidense para su primera reunión con el nuevo gobierno estadounidense y el mexicano no ha efectuado comentario sobre este tema.
El vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo previamente que México pagaría la construcción del muro de una manera u otra, algo que el gobierno de Peña Nieto ha negado reiteradamente.
Días atrás, Trump mencionó que en un principio el proyecto sería financiado con un proyecto de ley de gastos aprobado por el Congreso y que el gasto luego sería reembolsado por México, aunque no ha especificado cómo lo garantizará.
Spicer explicó que la intención de la medida firmada ayer “es iniciar el proyecto, lo antes posible usando fondos existentes. Luego trabajar con el Congreso en un calendario de financiamiento”.
El portavoz también agregó que las medidas ejecutivas ordenan reactivar Comunidades Seguras, un programa federal discontinuado por el gobierno de Barack Obama que permitía al servicio de inmigración y aduanas retener a cualquier extranjero susceptible de deportación cuando el FBI verifica los antecedentes a solicitud de las policías locales.
Demócratas y activistas no demoraron en criticar los decretos, mientras que legisladores republicanos los aplaudieron. La senadora demócrata Catherine Cortez Masto, la primera latina que llega al Senado estadounidense, criticó al jefe del Estado porque “en lugar de trabajar con ambos partidos para arreglar el sistema migratorio disfuncional, el presidente Trump decide demonizar a las comunidades latinas y crear miedo sin sentido sobre la amenaza fantasma de los inmigrantes indocumentados”.
Los líderes de una coalición de 40 organizaciones latinas del país dijeron el miércoles estar “consternados” y “horrorizados” con la firma de las órdenes ejecutivas, que aseguraron atacan de forma directa a familias inmigrantes y provocarán el miedo de éstas a la hora de reportar crímenes, perjudicando así la seguridad nacional.
Janet Murguía, presidenta y directora ejecutiva del Consejo Nacional de la Raza, destacó que el muro en la frontera con México es un “muro de intolerancia” y durante una llamada con periodistas expresó temor porque “esto desencadene una ola de acoso” hacia la comunidad latina.
Los líderes de grupos como La Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos también dijeron que la construcción del muro no tiene ningún sentido cuando la migración neta desde México está ahora a cero.
En los siguientes días se espera que Trump tome nuevas medidas para restringir el flujo de refugiados a EEUU. Los planes propuestos incluyen al menos una suspensión de cuatro meses a todas las autorizaciones de ingreso de refugiados, así como una prohibición temporal a la gente que venga de algunos países de mayoría musulmana, de acuerdo con un representante de una organización de políticas públicas que monitorea asuntos de refugiados.
Una obra faraónica sin financiación definida
El objetivo declarado del proyecto es evitar el ingreso de inmigrantes ilegales, drogas y criminales.
A continuación, una mirada a la factibilidad de semejante obra.
¿Cuánto costará?
Miles de millones de dólares. Pero nadie sabe exactamente cuántos miles.
Casi un tercio de la frontera -o más precisamente 1.050 de los 3.200 kilómetros de extensión- ya tiene algún tipo de obstáculo que impide el paso de personas o vehículos. Pero la construcción de apenas unos 660 kilómetros de barrera costaría unos 11.400 millones de dólares, de acuerdo con un estudio elaborado por el instituto Washington Office on Latin America (WOLA).
El propio Trump fue vago con relación a los costos, y en diversas declaraciones su estimación osciló entre 4.000 y 10.000 millones, aunque arquitectos e ingenieros estiman que el costo será mucho mayor.
En un artículo titulado “La mala matemática apoya el muro fronterizo de Trump”, un equipo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) estimó el año pasado que 1.600 km de concreto y acero costarían entre 27.000 y 40.000 millones de dólares. Según ese artículo: “Es simplemente imposible construir ese muro al precio que Donald Trump sostiene”.
¿De dónde sale la plata?
Tampoco este detalle está claro. Por el momento, la Casa Blanca sólo puede utilizar en este proyecto fondos ya autorizados. El Congreso, cuyas dos cámaras están controladas por el Partido Republicano, deberá decidir de dónde saldrá el dinero si es que el gobierno desea que el muro sea terminado, pero el partido se pasó una década defendiendo la prudencia fiscal.
Ayer, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo que Trump “está trabajando con el Congreso y con otras personas” para encontrar una forma para pagar por el muro.
De acuerdo con Spicer “hay muchos mecanismos presupuestarios que se pueden usar. En esta fase su objetivo es hacer que el proyecto arranque lo antes posible utilizando fondos y recursos” ya disponibles.
Trump insiste en que México pagará por el muro, posiblemente interviniendo en las remesas que migrantes mexicanos envían a su país y que el año pasado alcanzaron los 25.000 millones de dólares.
Por su parte, México descartó de plano cualquier posibilidad de pagar por el muro o devolverle dinero a Estados Unidos por esa obra.
¿Cómo sería el muro?
Trump sugirió la utilización de paneles prefabricados de concreto y reforzados con barras de acero, materiales pesados que presentan un increíble desafío logístico, ya que su transporte requiere caminos pavimentados y construcción de fábricas para moldear el concreto, sin mencionar la contratación de un verdadero ejército de trabajadores durante varios años. Esos paneles requerirán fundaciones suficientemente profundas para asegurar estabilidad y evitar los túneles, detalle que en términos de ingeniería significa aún más dinero.
Un muro formado por paneles de concreto de 12 metros y que alcancen 3 metros de profundidad costará por lo menos 26.000 millones de dólares, de acuerdo con Todd Sternfeld, director de una firma especializada precisamente en paneles con esas características.
Obstáculos naturales
La frontera ya incluye enormes obstáculos naturales. Uno de ellos es el río Grande. Leyes vigentes prohíben construcciones que impidan el flujo de agua o interfiera en la capacidad de beneficiarse de sus recursos.
Trump tampoco podrá actuar a su gusto en los terrenos situados al costado de la frontera y que en su gran mayoría son de propiedad privada. La construcción del muro en esos casos requerirá una gigantesca batalla legal y enormes pagos por expropiación. AFP