La última y sorprendente innovación tecnológica entre las filas de combatientes del Estado Islámico en Irak es…el tanque de madera.
Obviamente no se trata de un arma de destrucción; es más bien un artilugio de «inteligencia militar». Al parecer, los usan para despistar a las fuerzas aéreas enemigas. O al menos eso es lo que afirma The Washington Post.
«Las réplicas de tamaño real -explica el diario norteamericano- están destinadas a confundir al apoyo aéreo de la coalición liderada por Estados Unidos, que respalda la ofensiva terrestre iraquí para la ciudad». Según la descripción que dan en este medio, de cerca no parecen muy realistas, pero vistos desde un avión de combate, a gran distancia, podría ser difícil distinguirlos de un tanque real.
Las fuerzas iraquíes descubrieron además el edificio utilizado para fabricar estos señuelos cuando tomaron la población de Sada, al norte de Mosul, hace una semana. Encontraron allí tres tanques falsos, junto a cinco réplicas de vehículos ‘Humvee’, también hechas de madera. Había incluso maniquíes que se utilizarían con el mismo propósito. Con la intención de aspirar al máximo realismo posible, habían dotado a los muñecos de armas, en este caso de plástico.
La idea no es ni mucho menos una novedad. Ya en la Segunda Guerra Mundial los aliados desplegaron un auténtico ejército de vehículos falsos, en el que había tanques hinchables y también de madera. A aquello se le llamó Operación Quicksilver, y tenía pleno sentido en un momento en que la tecnología de los pilotos aéreos no incluía dispositivos de visualización a distancia tan potentes como los que existen hoy en día.