Theresa May seguramente es la más sorprendida. Es que ayer los demoliberales británicos ganaron por sorpresa un diputado en el rico barrio londinense de Richmond. Su campaña se basó en rebatir la gestión del Brexit del gobierno de la primer ministro.
Ganó allí la desconocida Sarah Olney. Y aunque la elección no altera la composición del parlamento -los Liberal-Demócratas obtuvieron su noveno diputado. Claramente los conservadores mantienen una cómoda mayoría de 328, con los laboristas como primer partido de la oposición.
Pero la inesperada derrota es un aviso para May y casi el fin de la carrera política de una antigua estrella fulgurante del firmamento conservador, el apuesto multimillonario Zac Goldsmith.
Goldsmith, que ostentaba el escaño, dimitió en protesta por los planes para ampliar el cercano aeropuerto de Heathrow, propiciando la elección parcial, pero seguía contando con el apoyo de los conservadores y se había ganado el del antieuropeo Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP), por lo que los comicios se convirtieron en un referéndum sobre el referéndum del pasado 23 de junio.
La candidata Demócrata Liberal ganó con 20.510 votos contra 18.638 para Goldsmith. «La gente de Richmond Park y North Kingston ha provocado un terremoto que recorre a este gobierno conservador pro-Brexit, y nuestro mensaje es claro: no queremos una ruptura dura con la UE. No queremos salir del mercado único, y no permitiremos que se impongan la intolerancia, las divisiones y el miedo», dijo Olney.
«Este resultado no cambia nada. El gobierno mantiene su compromiso de abandonar la Unión Europea y activar el Artículo 50 antes de que acabe marzo del año que viene», dijo un portavoz «tory». Y remató: «Además seguiremos dando pasos decisivos por el interés nacional para reforzar el lugar del Reino Unido en el mundo».
